NACIDOS DE AGUA Y DEL ESPIRITU

Por qué dice Jesús "el que no naciere de agua"?


NACIDOS DE AGUA Y DEL ESPIRITU

«El que no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.» (Juan 3:5.)

Pregunta: Todos los creyentes sabemos lo que significa «nacer de nuevo», pero ¿por qué dice Jesús «el que no naciere de agua»? ¿Se refiere al bautismo?

Respuesta: Es necesario hacer notar aquí que la mayor parte de los manuscritos antiguos dicen «el que no naciere de arriba» (véase nota en revisión 1977), pero todos entendemos que significa la conversión por el poder del Espíritu Santo, que ciertamente es el nacimiento de arriba, así que esta versión es más exacta aunque la expresión «de nuevo» es más comprensible.

El lenguaje figurado de Jesús, es en este caso la esencia del mensaje del Evangelio; la nueva vida que el Espíritu de Dios produce en aquellos que aceptan a Jesucristo como su Salvador, al exponer el cual, Jesús emplea figuras humanas, porque era una doctrina tan nueva para Nicodemo y el pueblo judío en general, de su tiempo, que era necesario expresarlo por medio de figuras.

La figura que nos parece un tanto rara a nosotros aquí, es la palabra agua. ¿A qué se refiere Jesús al decir «el que no naciere de agua»?

Se usan tres interpretaciones para explicar esta frase.

10 La Iglesia Católica Romana, y también unos pocos cristianos evangélicos que dan exagerada importancia al rito del bautismo, suelen aplicar la palabra agua a dicha ordenanza. Pero esta interpretación tiene en su contra la rotunda frase de Cristo: «No puede ver el Reino de Dios.» ¿Cómo podía tratarse del bautismo de agua cuando Jesús dijo al ladrón que murió crucificado con Él, sin posibilidad alguna de recibir el bautismo: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso»? La Iglesia Católica enseña que en este caso el bautismo de agua fue sustituido por el de sus sufrimientos en la cruz, pero éste es un subterfugio poco convincente para afirmar la imprescindibilidad del bautismo del agua. Además ha habido muchos miles más de cristianos sinceros que creyeron en Jesucristo y no pudieron ser bautizados, por circunstancias que no dependían de ellos. Sería un absurdo y una fe supersticiosa en la eficacia de los sacramentos creer que Dios habría de condenar a tales personas, simplemente, por faltarles la práctica de un rito externo.

20 La mayor parte de las iglesias evangélicas aplican a este texto la frase de 1a Pedro 1:22-23: «Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia y la verdad mediante el Espíritu, para un amor fraternal no fingido:

Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; habiendo nacido de nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por medio de la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.» Dicen que como el agua limpia y purifica, la Palabra de Dios aplicada a nuestras almas nos purifica mediante la redención efectuada por Cristo, que esta Palabra nos anuncia, la cual creída, nos limpia de todo pecado. No podemos negar que esta interpretación parece algo sofisticada o forzada. Pero en el fondo es cierta.

30 Hay, finalmente, quienes razonan: «Jesús está hablando de dos nacimientos, el de la carne y el del Espíritu. En el nacimiento de la carne el niño viene envuelto en agua dentro del seno materno, así que puede llamarse a este nacimiento natural, o carnal, nacimiento del agua. Nadie que no haya nacido de esa manera puede tener existencia humana. Son necesarios los dos nacimientos, primero como ser humano y luego el nacimiento del Espíritu, para poder entrar en el Reino de Dios.

Quizá nos parezca trivial o cruda esta última interpretación, puesto que estamos tan acostumbrados a la segunda, los cristianos evangélicos. Sin embargo, no deja de ser natural si tenemos en cuenta la franqueza y libertad con que la Biblia habla de los temas de generación y de sexo, en contra de la hipócrita reticencia de siglos posteriores por los escritores de cultura que podríamos llamar, más que cristiana católica romana, sobre aquellos términos que tienen que ver con el sexo o la generación. Aquí la palabra agua, sería un seudónimo complementario de la palabra «carne» que también emplea Jesús en el pasaje, para referirse al nacimiento natural. Es lógico que el que no ha nacido de la carne, o sea no ha tenido vida humana no puede llegar a obtener vida espiritual, porque nunca ha existido como ser consciente.

Tomado del libro Enciclopedia Explicativa de dificultades bíblicas. Pág. 119 - Editorial CLIE-.